NUESTRA SEÑORA DEL REPOSO. VALVERDE DEL CAMINO (1671-72)
La imagen de la Virgen que no conocimos, tal vez de Luisa Roldán.
Sabemos que el 8 de agosto de 1672 se reúnen los cabildos eclesiástico y secular de Valverde para nombrar dicha imagen patrona de la localidad y colocarla en el camarín del nuevo retablo.
En 1630 Pablo Legot había concertado fabricar un retablo mayor de madera dorada que por lo que se comprueba, no llegó a hacerse finalmente ni tampoco las imágenes que en él estaban previstas. Pero es posible que su traza se aprovechara años después dado que en 1666 se estaba fabricando uno de yeso tallado con un diseño bastante arcaizante. Entre aquellas imágenes figuraba mencionada una nueva de la Virgen del Reposo
Lamentablemente, esta imagen, de tamaño natural, fue destruida durante la Guerra Civil pero de ella se conservan fotos de gran calidad que permiten apreciar sus valores estéticos.
En 1669 debía estar terminado el retablo pues ese año donaba un devoto un lienzo de San José y es probable que en torno a ese momento se hiciera también el encargo de la nueva imagen titular aunque nada sabemos de la fecha concreta ni del artista al que fue encomendada la imagen; sólo podemos sugerir que el momento pudiera haber sido cercano a 1670 y que la artista pudiera haber sido una joven Luisa Roldán que iniciaba entonces su carrera profesional. Sabemos que el 8 de agosto de 1672 se reúnen los cabildos eclesiástico y secular de Valverde para nombrar dicha imagen patrona de la localidad y colocarla en el camarín del nuevo retablo.
Su iconografía, como su advocación ya indica, refleja el episodio, narrado en los evangelios apócrifos, del Reposo en la huída a Egipto, momento que María aprovecha para dar el pecho a su hijo. Esta devoción, con gran arraigo local, tal vez estuviese en relación con la posición geográfica de Valverde que no casualmente se llamaba “del Camino” pues sirvió como parada de caminantes que viajaban desde la Sierra yel Andévalo a la tierra llana de Huelva.
La escena está llena de ternura y sería muy frecuentemente interpretada por la Roldana en diversas etapas, tamaños y materiales. María, que aparece sentada, coloca su mano derecha sobre su seno izquierdo mientras su hijo, ya satisfecho, duerme plácidamente sobre su regazo. El pecho, hoy oculto por la túnica repolicromada en el siglo XVIII, estuvo a la vista antes de ese momento tal y como aparece en la estampa que hoy encabeza las Reglas de la Hermandad grabada entre 1733 y 1757 por el sevillano platero de oro Juan José de Valdés.

La fórmula iconográfica adoptada, el aire cotidiano de la escena, la habilidosa composición de los paños, los finos –casi orientales– rasgos faciales de la Virgen, el atrevido naturalismo que refleja la postura del Niño y la peculiar posición de los tres querubes que asoman a los pies de la imagen, por debajo de su manto, son rasgos que coinciden con otras obras de la escultora y que apoyarían esta atribución.
Se hace inevitable poner esta obra en relación formal con otra del mismo tipo y función como fue la imagen de Santa María de Jesús que preside el retablo mayor del convento sevillano de dicha advocación, atribución tradicional que considero de lo más acertada.
Todo parece indicar que la nueva imagen se haría al terminarse el retablo aunque el hecho de que éste fuese realizado de yeso por artistas locales, inclina a pensar que Luisa Roldán y su marido no tuvieran una relación directa con los tallistas ejecutores de la obra. (1)
Sobre Luisa Roldan.
Luisa Roldán debió comenzar su ejercicio profesional independiente a partir de 1671 cuando se casa con Luis Antonio y, presumiblemente, abandona el obrador paterno. Dado que permanece en Sevilla hasta 1687, año en que se marcha a Cádiz, nos podríamos preguntar qué conocemos con seguridad de su producción durante toda esta primera etapa vital que dura 16 años.
Como premisa inicial, no deberíamos disociar totalmente la obra de Luisa Roldán de la de su marido. Por los pocos datos de que disponemos hasta ahora, todo parece indicar que su obrador familiar estaba formado por ella misma y su marido como componentes principales y por algunos oficiales y aprendices que les ayudaban. También parece que era Luis Antonio quien firmaba los contratos aunque ambos colaborasen en la ejecución de las obras. En muchas de ellas trabajaron juntos y ello ocurrió tanto en Sevilla como en Cádiz y en la Corte, como se sabe por dos noticias incontestables: una de ella, la declaración de la propia Luisa en el documento escrito en Sevilla en 1684 que dejó en el interior del Ecce Homo que hoy se conserva en la catedral gaditana y en el que escribió: “iso esta echura con sus manos la insine artífice Doña Luisa Roldán en compañía de sus esposo Luis Antonio de los Arcos”.
La otra afirmación está inserta en un escrito dirigido por Luisa al rey Felipe V en 1701, en el que tras solicitar algún dinero y casa donde vivir, afirma que “han hecho” ella y su marido todas las esculturas que Carlos II les había encargado.
Los últimos días de Luisa Roldan en la Corte.
Por otro lado, el 5 de enero de 1706, estando Luisa Roldán bastante enferma, redactó una declaración de pobreza y testamento para suplicar que pudiera ser enterrada en la iglesia de San Andrés de Madrid.
Este testamento se encuentra en el Archivo de Protocolos de Madrid (Protocolo 10515, 1706), y fue publicado por Elena Amat Calderón (1927). El testamento muestra el grado de pobreza que poseía la escultora, y la transcripción dice así:
Encabezado de la declaración de pobreza de Luisa Roldán. AHPM, Leg.14.364, Escribano Miguel Ramón, 5 de enero de 1706, fols 124r-124v.
“En la villa de Madrid a zinco dias del mes de Henero año de mill setezientos y seis ante mi el es[criva]no y testigos parezio D[oñ]a Luisa Roldan, muger lex[iti]ma de D[o]n Luis Antonio de los Arcos vez[in]os de esta d[ic]ha villa y la suso d[ic]ha hija lex[iti]ma de Pedro Roldan /difunto/ y D[oñ]a Theresa de Villavizenzio vez[in]o que fue y es la d[ic]ha su madre de la ziudad de Sevilla = estando enferma en cama de la enfermedad que Dios N[uest]ro S[eño]r arribo servido de la dar y en si buen juicio y entendimiento natural; temerosa de la muerte que es cossa zierta y ynzierta su ora dijo no tiene ningunos vienes ni haz[ien]da de que poder testar por lo qual y en casso de que sea la voluntad de Dios N[uest]ro de sacarla de esta vida pide y suplica a el cura de la yglessia parrochial de San Andres de esta Corte de a donde del presente es parrochiana o a el de donde lo fuere a el t[iem]po de su fallezimiento haga enterrar su cuerpo en el sitio parte o lugar sagrado que le pareziere y el bien y sufragio en venefizio de su alma que pudiere en atenzion a su suma cortedad de medios que assi lo espera de su gran caridad = Y por si en algun tiempo la tocaren y pertenezieren algunos vienes hazienda y otros qualesq[uie]r derechos o acciones deja por su unicos herederos en todo ello a Don Franzisco de los Arcos y D[oñ]a Maria de los Arcos sus dos hijos lexitimos y del d[ic]ho D[o]n Luis Antt[oni]o de los Arcos su marido para que lo haian y ereden con la vendizion de Dios y la suya = Y por esta declarazion revoca y anulla otras y qualesquiera disposiziones que por su ultima voluntad antes de aora hara hecho por escrito de palabra den otra forma que quiere no balgan ni hagan fee ni fuera del salbo esta que a el pre / sente otorga ante mi el ess[criva]no siendo testigos el D[oct]or de Medizina D[o]n Pedro de Flores y Luis Pardo Borcega y Ju[a]n Fernandez residentes en esta corte y la otorgante a q[uie]n yo el ess[criva]no doy fee conozco no la firmo por la suma devilidad en que se alla de la enfermedad que padeze y no poderse yncorporar por lo que lo firmo uno de d[ic]hos testigos a ruego de la suso d[ic]ha = entre r[englore]s = difunto =”
La iglesia de San Andrés en Madrid es una de las parroquias más antiguas de la ciudad mencionada en el famoso Fuero de Madrid de 1202. Allí fue enterrado el cuerpo de San Isidro el cual, a mediados del siglo XVII, fue depositado en la ampliación de una gran capilla barroca realizada por el arquitecto José de Villarreal. También, del siglo XVI, destaca en la iglesia la famosa Capilla del Obispo, una capilla levantada por Francisco de Vargas para acoger el cuerpo de San Isidro pero poco tiempo después aprovechada por Gutiérrez de Vargas y Carvajal como panteón familial y en donde encargó el retablo y los sepulcros de alabastro al escultor Francisco Giralte (1510-1576).
Si el documento de Amat Calderón mencionaba las Vistillas de San Francisco y la declaración de pobreza se solicita para ser enterrada en la parroquia de San Andrés es porque lógicamente Luisa Roldán vivía en este entorno. Definitivamente, el último documento sobre ella es la propia partida de defunción en donde deja especificado exactamente su vivienda. Dicha partida de defunción también fue publicada y fotografiada en el tesis doctoral de Amat Calderón (1927).
Desgraciadamente el libro de defunción se quemó en la Guerra Civil y actualmente tan sólo queda un libro de índices en donde se refleja su nombre y la año de defunción. El texto de la partida de defunción reza así:
“Doña Luisa Roldán, mujer de Don Luis Antonio / de los Arcos que vivía en la calle del Gato / Casas del Duque del Infantado. Mu / rió en diez de abril de mil setecientos y seis”
(Libro 1º de Entierros, 1649-1709, fº 322v, publicado por Amat y Calderón).
Islantilla, 10 de septiembre de 2013
(1) “Luisa Roldán y el retablo sevillano”
LUISA ROLDÁN AND THE SEVILLIAN ALTARPIECES
Por Alfonso Pleguezuelo Hernández