La Cocorra.

Cuando «se caía el cuajá»

«Especie de enfermedad misteriosa que, según  tenemos entendido, se da en los niños de corta edad y que al parecer se cura con una friega de aceite y un “esperrío” de aguardiente por sorpresa. Hay quien asegura que la mitad del aguardiente se destina a refregar el vientre del niño y la otra mitad… quítale el número que pensaste».(1)

(1)Diccionario de Valverde. “Mi tío el molinero y yo” (José Rivera Mora y Francisco de Asís Cejudo Arroyo)

Era la Cocorra o Cocora (2), DOLORES LORCA RIVERA, en la Huerta Nueva de Valverde una institución a la que acudíamos los niños de entonces llevados por nuestras madres o abuelas para ser curados de estreñimientos, empachos, etc. lo que  «el molinero» en su diccionario define como «Caerse el cuajá».Pienso que algo tendría que ver aquellos «apretadores» que nos ponian a los niños hasta bien creciditos.

Pensé que la Cocorra, asi le llamabamos, era una profesión, me inclino ahora más bien por determinar que se trataba del mote de Dolores, tras la conversación que hace unos días pude mantener con su nieto José Antonio Bermejo Llanes (85 años de edad) , José Antonio es «el Pollito» , hijo  de el Pollito de la Huerta Nueva.

Los Pollitos, padre e hijo, formaban parte de las ceremonias que marcaban los tiempos de nuestra infancia en Valverde. Protagonistas, entre otros, otra era la morcillera y el cerdo claro está,  de la matanza que cada invierno se hacía en nuestro enorme patio de la Calleja, 30 (limonero, pozo, mesa de marmol de 2,5m. de diametro, horno y casilletas). Unas veces el padre , otras el hijo, eran los matarifes del puerco.

Nuestro disfrute comenzaba la mañana de la matanza cuando nos presentábamos  en su casa de la Huerta Nueva  para ayudarle con los trastos; la romana, los garfios, espuerta con los cuchillos, etc. Como dígo, el otro día tuve la oportunidad de pegar la hebra un rato con él y poner un poco al día mis recuerdos. Ellos eran también los que mataban en la casa de la abuela Andréa en la calle Peñuelas.

Me contó José Antonio de las habilidades de su abuela que trascendían de nuestro pueblo a poblaciones vecinas, incluso sucedió que doña Concha García, esposa de D. Germán Cabrero Escolar, medico, también vecino nuestro en la Calleja, quiso probar suerte con alguna de sus hijas pasando consulta, sin desvelar que eran hijas del médico, quedando satisfechísima de los resultados.


(2)D.R.A.E. Cocora.1. f. coloq. Hond. En la tradición popular, personaje que se nombra para asustar a las personas, en especial a los niños.

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