Tiempo de Quinario. Tiempo de recuerdos.

Hágase tu voluntad.

A Teresa Cejudo, hermana incipiente de los Negros, con el deseo que algún día mantenga este cirio encendído…

Olía la cómoda a bolillas de alcanfor, las túnicas primorosamente dobladas, las medallas envueltas en papel fino de cebolla, los antifaces, uno de ellos bordado en hilo de oro sobre la cruz morada y los cinchos de esparto teñidos en amarillo, las medidas del pie de cada uno de los siete ya nos habian sido tomadas por José Gregorio Fiscal, buen músico y mejor zapatero, para confeccionar las sandalias negras a dos tiras anchas de bofcall negro que con los calcetines negros de «Las Mangalas» (nuestras tías del Valle de la Fuente) conformarían nuestro uniforme en la madrugada del Santo venidera, ¡Ah! y las esclavinas, serán estas  las primeras en usarse con sotana y cincho los dias del Quinario en la Parroquia .

Los chiquillos capiruchos negros acudiamos cada tarde a las sesiones del Quinario, nuestra mision era, para unos;  escoltar al libro de Reglas que cada tarde, era llevado desde la Sacristía al Altar  Mayor donde entre dos baras (las codiciadas varas rizadas en «zerote»dorado del hermano mayor y mayordomo) presidía la función.

Para otros, naveta e incensario en mano, auxiliar a los oficiantes y acompañar al «Predicador» desde la sacristía al púlpito central situado en el pilar izquierdo central de la Parroquia, en cuyas escaleras permanecíamos, dormidos a veces, hasta que terminaba el sermón. Recuerdo los predicadores siempre de gala con su roquetes de encajes y el monete calado.

Olores, canticos, luces, en fin multitud de sensaciones que ahora reviven.

Antes de todo esto, casi a diario, a la salida de la Salesianas o cada vez que podiamos escaparnos, participábamos como «moscas cojoneras» ayudando todo el tiempo pegados a  «los Candidos» trayendo y llevando chismes de una lado para otro; limpieza de insignias, candelabros, insignias, respiraderos, cirios, jarrones desde las Escuelas Vicentinas a la Iglesia, desde El Santo a la casa de Pernil, desde la «taca» al altar, las hermanas Mora Marquez, el taller de Manolito Cera , etc. etc.

Al mismo tiempo, discusiones con «los blancos», Juan Guillermo, Rafa Fleming, los Marines, los Hidalgo (de Moisés, otros eran de los nuestros). El gorro en casa de Telesforo Pernil Lorca (¡Cirio de Verónica!, le llamaba el Notario de madrugada), que con su OJO AL PRECINTO, lo resolvía todo. En casa se limpiaban, «limpios como Patena», los casquetes del Señor obra del entrañable Andrés Contreras y los faroles que celosamente se guardaban durante todo el año.

Despues, dias más tarde, ropa limpia y a estrenar, bueno, a heredar casi siempre, para el Domingo de Ramos: «Pueris hebreorum portanteram olivarum….». Y tras la misa de Ramos, ya pegados a nuestros padres para meternos en el cupo, no siempre se cabía, parada en la Venta Pepe Pazos y ….¡La Hiniesta en San Julián! con los Morales y los García de la Borbolla ¡qué impresión la primera vez que desde dentro de la Iglesia ví salir a la Hiniesta! , Baturone, enseguida La Estrella, a continuación La Amargura en San Juan de la Palma, la esquina del Bacalao después, Sor Angela y de vuelta la Estrella de nuevo recogiendose y….  ¡ya está el lío!.Viene la Semana Grande de Sevilla.

Felicito a la Corporación  Municipal que en esta ocasión si está a la altura de las circunstancias y al clero parroquial, no siempre la hermandad de los Negros  fue entendida y apoyada desde ambas corporaciones.

El Señor del Santo ha vuelto a su Iglesia buscando quizás un poco de calorcito despues de tanta agua. Pronto estará de nuevo en su cabezo.


3 Comentarios »

  1. Muchisimas gracias Andrés por la dedicatoria, tu artículo me ha traido entrañables recuerdos de mi infancia. Desde pequeño he pasado las cuaresmas al calor de los preparativos, tanto en casa, como en la iglesia o en las Escuelas Vicentinas.

    Recuerdo con mucho cariño cómo me ilusionaba con cualquier tarea que me mandaban, desde limpiar alguna insignia, hasta ir a por una caja de puntillas.

    Muy entrañable tu articulo.

    Un saludo

  2. ahhhh¡¡¡ que gusto Andres, que gusto que vengan a la memoria cosas tan bonita y nuestras y que tú con tu escrito me has echo recordar.
    lo de ojo al precinto me ha llegado al alma ya que en casa de mi madre en el doblao se quedaron los gorros con el precinto ese

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