Despacio, sin querer se fue despidiendo.
En poco más de un año, fueron muchos los días buenos, malos y regulares los que el Señor del Santo permaneció en la Iglesia Parroquial, allí, en la Capilla que la Virgen del Pilar comparte con las imágenes cotitulares con Él de la Hermandad de los Nazarenos Negros.
El próximo miércoles, 27 de febrero se cumplirán dos años de aquel magnífico domingo, último del mes de febrero de 2011, mañana luminosa de Valverde de nubes blancas, «aforjada en borlanzas», que colaboraron a conformar un día redondo, de los que se recordará como un Dia Grande en la historia de nuestro pueblo.
Grandiosa la procesión, solemne, como también lo fue la ceremonia religiosa que precedió a la misma. Entrañable el saludo de bienvenida que se le tributó, tras el volteo de campana trás la coronar el Cristo la Cuestaelsanto a los sones del Gólgota, momentos seguidos por muchísimo público.
Pero dentro de la Iglesia Parroquial, casi vacía de público, con la comitíva de representaciones y paisanos encabezada por la Cruz de Guía ya en la calle, allí se vivió, vivimos, uno de los momentos más vibrantes que recuerdo en la historia de nuestra hermandad.
Maria Dolores Lazo se plantó ante el paso del Señor, el capatáz Pepe Dominguez a su izquierda le susurró al oido, ella, con decisión ordenó a la cuadrilla de costaleros, sonó el golpe de llamador, se santigüó, retrocedió unos pasos apartandose a un lado y entonces comenzó, despacio, muy despacio una levantá, principio de la larguísima despedida al son y compás de las voces y organo de la Coral. El tiempo se hizo pausa, allí estábamos ante una gloria de sensaciones, añoranzas, recuerdos…únicos. Mezcla de; «Madrugadas», «Viernesanto», «quinarios», «rompimiento de velo», «Misaelgallo», «Tosantos», Doce de septiembre, etc.