Un siglo de la primera fábrica de zapatos. VALVERDE, 1912 – 2012
CIEN AÑOS
Conmemoración de un hito que el empresariado y la sociedad valverdeña, con las Autoridades al frente de las Instituciones, deberían aprovechar para promocionar nuestra industria base y por supuesto a nuestro pueblo.
Foto tomada de la orginal en el taller de Manuel Cejudo.
Son antecesores suyos de la saga "Antoñé"
Características que los pueblos cercanos atribuyen a los «serranos» o valverdeños: «pueblo trabajador, ambicioso, hambriento de desarrollo, práctico y eficaz».

Hace tiempo ya que tenía necesidad de escribir sobre el zapato, los zapateros, las aparadoras y cortadores de Valverde. Su mundo, su origen, etc..
El pasado noviembre contactamos Nika, periodista alemana, y yo a través de la red. En un mensaje en el blog, me pedía colaboración, se proponía escribir en los medios de los que es artículista, sobre la industria del calzado en Valverde del Camino. La cuestión sobre la que nucleaba todo su interés era ; ¿Por qué el zapato en Valverde?. Su trabajo aparecerá muy pronto en centro Europa.
En lo que a mi respecta hace años, bueno siempre me interesó muchísimo, que vengo documentandome sobre este tema, por tanto coincido con Nika, con igual pregunta:
¿Por qué Valverde hace zapatos?
Un poco de historia
Un dato anecdótico y no carente de importancia implica a Manuel Montero Asnero (*): es el primer artesano de Valverde del Camino que participa en la Exposición Internacional de Viena, 1873, y gana el premio al mejor zapato de señora con tacón de suela vaciado en tres columnas salomónicas, cuyas bases forman la tapa firme y el asiento la trasera. El patrón, cortado, aparado y confeccionado es obra del mismo autor.
Hasta 1912, la industria del cuero en Valverde es artesanal y los productos más fabricados son las duras y resistentes botas de los agricultores.
La primera fábrica de calzado que se pone en marcha data precisamente de 1912. En Arroyo y Cia (ROMERO PÉREZ, 1976,1) se instalan tres modernos sistemas de producción: Good Year (empalmillado), Mixto (troquelación’ y sujeción metálica del cerco) y Blake (cosido de dentro a fuera).
A la par, la empresa Singer levanta una fábrica con los últimos modelos de máquinas de una sección de curtido. El proceso productivo cuenta con máquinas automáticas de dos agujas para colocar ojetes, y aparatos para hacer ojales, rebajar la piel, perforar, etc. Singer consigue, además, enseñar el oficio de cortador de piel para el empeine de los zapatos, para una mesa o para útiles de cualquier material.
El avance que supuso esta nueva fábrica es increíble. Hasta ese momento, el zapatero valverdeño corta la piel sobre una tabla –el boje– que se apoya sobre las rodillas, en esa posición realiza el desvastado de la piel sobrante y sujeta el cuero a la pieza que se trabaja con una claveta –estaquilla o clavo de madera-. La fábrica de Singer agiliza todo este proceso gracias al uso de las máquinas y a una planta de 150 trabajadores perfectamente formados, que producen 500 pares de zapatos diarios.
El exceso de producción y la calidad de lo producido posibilitan que el mercado de Valverde del Camino se extienda a toda Andalucía, Extremadura y Castilla la Nueva. Pero el éxito que alcanza, hasta situarse entre las mejores del país, se trunca con la llegada de la Primera Guerra Mundial, que sólo permite sobrevivir a la fábrica dieciocho meses.
Es necesario esperar al final de la primera gran guerra de este siglo para abrir la segunda fábrica de calzado, que aprovecha todo el material útil de la primera y buena parte de sus instalaciones. La nueva fábrica también se beneficia del nacimiento de la industria de cortes y aparados, que tiene su mejor época en la segunda mitad del siglo XX.
En esta época, socios colectivos y comanditarios, con un capital social de 90.000 pesetas, constituyen la Sociedad Mercantil Romero Becerro y Cía.
La producción diaria de calzado asciende a un promedio de 125 pares, el sueldo mensual de los socios gerentes es de 25 pesetas y los beneficios extraordinarios o primas, en relación con las ganancias líquidas obtenidas durante cada año, equivalen a 250 pesetas.
Esta nueva empresa, registrada en el Registro Mercantil de Huelva desde el 9 de Noviembre de 1918, consolida el despegue industrial en Valverde del Camino.
Unos años más tarde, el 30 de Septiembre de 1923, se disuelve la compañía y se inscribe en el Registro Mercantil con el nombre de Industrial Valverdeña, S.A. (INVAL).
A partir de entonces, se produce un continuo desarrollo de la empresa, que se plasma en sucesivas ampliaciones de capital: la primera data de 31 de Diciembre de 1923 y supone un incremento de capital social de 200.000 pesetas; la segunda se lleva a término en 1937 por valor de 300.000 pesetas; la tercera, en 1940, por valor de 850.000 pesetas. La cifra absoluta de capital social de la Industrial Valverdeña, S.A. asciende, en 1940, a 1.440.000 pesetas.
Entre la desaparición de la primera fábrica (1918) y la consolidación de la segunda (1920) sobresale un importante hecho (REGISTRO MERCANTIL DE HUELVA, tomo 12, hoja 431, folio 263): se constituye en Valverde un movimiento gremial para formar el primer sindicato de zapateros como compañía anónima.
Tal sindicato está integrado por zapateros y vecinos valverdeños y recibe el nombre de «El Crédito Obrero»; en sus estatutos pueden leerse, entre otros, el siguiente párrafo: «Este sindicato tiene por objeto dedicarse a la fabricación de calzado en un mismo taller y formando una sola personalidad jurídica. El capital estará representado por 31 acciones nominativas de 500 pesetas cada una (…). La administración estará a cargo de un consejo y los beneficios que se obtengan en los cinco primeros años se destinarán íntegros a constituir el fondo de reservas (…).
Cuando se acuerde el reparto de beneficios se destinará un 20% al fondo de reservas; el 80 % restante se dividirá entre los socios en proporción al capital aportado».
Cuatro años después de la instalación de la segunda fábrica, en 1924, se produce otro incidente importante: Manuel Romero Pérez consigue, con 16 años, su padre Diego Romero Bernal había quedado postrado en una silla, el título de patronista-modelista de calzados en la Academia Internacional Lincoln de Sabadell. Este acontecimiento, sin importancia aparente alguna, sirve para poner en marcha nuevas iniciativas en la producción de calzado y, de esta forma, conseguir: un mejor ajuste del diseño del calzado a la anatomía del pie, un mejor aprovechamiento de las pieles, una mejor adaptación a las exigencias de la demanda o una mayor rentabilidad de la ayuda que prestan las máquinas de cortar y coser.
También en 1924, el empresario Romero Pérez decide instalar un taller de cortes y aparados. Él (FERNÁNDEZ RITE, 1974, 1) describe esa época con las siguientes palabras: «Los zapatos que se fabricaban en Valverde tenían la misma línea y calidad tanto para señoras como para caballeros, y eran comparables a los que entonces se hacían en Ciudadela (Menorca) o en Inca (Mallorca). Eran totalmente manuales, pura artesanía. Que perdonen los que no cito (…) pero ¡cómo me acuerdo de aquellos zapatos que hacían El Nene, Frasco Parreño o Paco Garrido!
Allí disfrutábamos con la obra bien hecha y discutíamos acerca del oficio como quien discute hoy de fútbol: que quiénes eran los mejores oficiales, las mejores aparadoras, los mejores patronistas… Eran tiempos en los que en mi casa se recibían revistas del calzado internacional «.
Se ponen en marcha tres nuevas iniciativas: la primera, en 1944, fecha en que se construye una nueva fábrica de Cortes Aparados para el calzado, de almacén de pieles, de materias primas y otros artículos necesarios para la industria del cuero.
La segunda, en 1946, implica la construcción de otra fábrica de calzado. La tercera y última de este período, entre 1949 y 1951, es un estudio acerca de las posibilidades que tiene Valverde para la fabricación de calzado campero.
Esta última iniciativa obedece a que, tras la exhibición en la Feria Concurso del Ayuntamiento de un boto de dos piezas con dibujos de troqueles sobre la piel y con una caña un poco más alta que los camperos corrientes, éste obtiene el primer premio de la muestra.
El proceso de fabricación artesanal de los botos, que tanta fama han aportado a Valverde, atiende al siguiente proceso: en primer lugar, se comienza con la selección de la piel; en segundo lugar, se moldea con la ayuda de unas tablillas que, humedecidas primero y secadas y pegadas más tarde, van dando forma al calzado; en tercer lugar, se hacen los dibujos mediante pespuntes y se procede al ensamblado, guarnecido o aparado de las piezas; en cuarto lugar, se coloca el piso del calzado, al que previamente se le ha cosido o pegado una plantilla, y en los bordes del piso se aplica una tira de cuero (la vira o cerco); en quinto lugar, se fija con cola la suela al calzado y se cose la vira al calzado con un hilo de algodón untado en pez sólida; en sexto lugar, se coloca un tacón bruto y, cuando está bien fijado, se lija y tiñe; para finalizar esta operación artesanal se encera y abrillanta y se lanza al mercado.
Este proceso de fabricación artesanal y las copias de los patrones se ponen a disposición de los demás zapateros de Valverde. El éxito es tal, que la producción se incrementa considerablemente y los botos son, desde entonces, el eje fundamental del mercado zapatero valverdeño.
A comienzos de la década de los sesenta, el 85% de la población de Valverde del Camino depende de la industria del calzado.
Agradecimientos.
A José Torres Arroyo (Valverde, 1913) maestro cortador, ¡vaya manos! , aprendiz del maestro Lazo desde el 1949 hasta el 52 , oficial después en la CULMEN de tan gratísimos recuerdos de mi infancia.
A su hijo y a su nuera.
A Manuel Cejudo, zapatero de estirpe y formación, su conversación fluida, amena e intensa. A su magnífica mujer, mejor pintora.
A los hermanos Mora, especialmente a mi sobrino Antonio por sus atenciones.
A todos por su generosidad y hospitalidad en nuestra visita a sus talleres, gracias por lo aprendido y por vuestro tiempo.
A tí Aurora, magnífica guía.
FUENTE:
Universidad de Huelva 2009. «LA INDUSTRIA DEL CUERO Y CALZADO EN VALVERDE DEL CAMINO».
Por JULIO GARCÍA DEL JUNCO
Y FRANCISCO ESPASANDIN BUSTELO
(*) Pienso que se trata de Manuel Mantero Asuero, apellidos valverdeños.
Andrés, feliz año. Gracias por todas tus bellas imágenes. Me permito copiar y guardar este trozo de historia y espero poder tener tiempo para completarte algunos datillos con las anotaciones que me diste. Un beso. Aurora
Gracías Andrés. Muy interesante este trozo de historia que imprimo para conservarla. Este es el gérmen de nuestro futuro. Debemos dar a conocer nuestro pasado para enfrentarnos, mejor preparados, a tiempos venideros.
José Jesús.
Articulo,realmente muy interesante.
Feliciddaes
Que pena que en artículo no estén todos los que fueron. Muchas gracias de todas formas Andrés por aportarnos este artículo.