Un esfuerzo colectívo. José Nogales

AL-MOGHREB AL-AK8A 

José Nogales, hijo de Don Manuel,  notario en Valverde y Aracena, y de Doña Rosario llegó hasta el útimo curso de derecho en la Facultad de Sevilla y ahí se quedó.

Era un «pieza» de cuidado, muy buen estudiante pero carente de interés por montar bufete junto a su padre como era el deseo del progenitor.

Su virtuosa madre le tapaba las escaramuzas que hacía cuando apenas le quedaban unas asignaturas para licenciarse en derecho, enviandole entre las ropas y chacinas (suculencias serranas),  dinerillos (cuartejos)  para sus gastos . Su padre, don Manuel, entre tanto soportaba a diario alguna que otra broma de contertulios en el Casino de Aracena, José esgrimía como excusa para no terminar que; «debido a su actividad en los movimientos estudiantiles del momento, el rector ( don Prudencio Mudárra y Párraga, marqués de Campo Ameno) de la Hispalense la había tomado con él.

Amigo inseparable de los hijos de un  prestigioso pastelero, un moro rico,  de la calle Dados, hoy Puente y Pellón, los hermanos Barrada; Julio, estudiante de medicina y Alfonso, estudiante en la Escuela de Arte y Oficios Artíticos. Los tres formaban  el terceto díscolo que por identicos motívos gozaban de la «simpatía» del rector.

Ante tal panorama, los tres deciden poner tierra de por medio mientras pasa el nubarrón y con la excusa de indagar si quedaban aún en Marruecos algunos parientes de los Barradas, apellido formado en español por deformación de herrada, una excursión al vecino pais que duró años.

Fue en Tanger, donde José Nogales funda como primer director, con el editor e impresor don Trinidad Abrines del primer periódico publicado en Marruecos: «Al-moghteb Al-aksa», »Semanario internacional de intereses materiales, mercantiles y de anuncios», según su cabecera, cuyo número inicial apareció, el 28 de enero de 1883.

La vocación de Nogales manifestada ya en Sevilla al lado de Mario Méndez Bejarano en los semanarios «El Látigo» y «El Pensamiento Moderno», empezaba a cristalizar con personales impulsos de fundador. Más tarde vendría a fundar en Sevilla «El Liberal».

Por último, en homenaje a su memoria, en los tiempos de esta crisis que nos preocupa y ocupa, trancribo el final de su cuento «Las tres Cosas de Tío Juan, un llamamiento al esfuerzo colectívo. También entonces lo pasaron muy mal, e invitaba a arrimar el hombro entre todos, lo soñó.

 «¿Sabéis lo que soñé anoche?—dijo el tío Juan— Pues que yo era el Padre Eterno y ésta, mi cordera, era  la España  y  yo se  la daba a una gente  nueva, recién venída de no sé «aónde”,  con la  barriga llena, los  ojos relucientes, con callos en las manos y el «azaón» al hombro…»

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