Mañana de Todos Los Santos en Valverde

Tras unos días de campo entre amigos, calabazas, telarañas y masconeo, me escapé un rato a disfrutar de la casi siempre bonita mañana del día de Todos los Santos.

Llegué solo, camara en ristre y me puse sobre la marcha a tomar escenas de lo que estaba sucediendo en esos momentos luminosos por las calles de Valverde aledañas a la Iglesia. Ya, antes, una mediodía de julio, recien restaurada la Iglesia pude disfrutar captando imágenes desde todos los angulos y emplazamientos, con la torre siempre como eje, descubriendo detalles en los que antes no había reparado.

Ayer, el lunes, llegué cuando la Virgen venía ya saliendo desde la Plaza al Valle de la Fuente. En un principio no tenía más intención que hacer algunas tomas, de archivo, más que nada. Me sucede, que en este tipo de manifestaciones,  acostumbro a moverme a mi aire, solo, sin compañía, ello hace que, sin pensarlo me vaya metiendo poco a poco en un guión de manera que cuando menos lo espero me he montado «mi película», valga la redundancia, cómo decía aquella celebre locutora huelvana.

Todo esto viene a cuento porque ayer viví un momento en el que despues de haberme metido entre la gente, los musicos, aproximado y alejado al paso de la Virgen, decidí entrar dentro de la Iglesia porque nunca había captado, desde dentro, detalles que valiesen la pena.

Esperé la llegada del paso y conforme sonó el himno nacional, me planté en el centro de la nave central y allí y desde allí sin moverme, casi, fuí grabando.

Una vez el paso instalado en el Altar Mayor, mientras le cantaban, aplaudian y vitoreaban a la Virgen,  siempre en «tiro» de abajo arriba, así resulta más estilizada la talla de la Virgen, conforme fue quedándose el paso en su sitio, recordando momentos recientes de la procesión, con la presencia de aquellos que ya no están, conformé esta oración